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miércoles, 17 de junio de 2015

TEFF




En septiembre de hace cuatro años escribía lo siguiente:


Es la época del año en la que, en las zonas regables de Extremadura, se deja suministrar agua a los maizales. Ese agua tan escasa y, cada vez más cara, que hace temer por la rentabilidad del producto. Además de otros factores (política agraria, mercados proveedores de maíz, etc....) el cultivo de este cereal está expuesto a múltiples vicisitudes que inciden en la decisión final de seguir cultivando maíz o no. En algunas fincas ya se ha cosechado: aquellas en las que se sembró antes del temporal de aguas del mes de marzo. Creo que la producción ha sido buena. quizá por haberse secado con excesiva rapidez ha salido algo mermado de peso. Pero por regla general, bien. Los agricultores ahora están pendientes de cómo se comportará en el mercado los precios. Generalmente, como quiera que se se utiliza la financiación bancaria para afrontar la campaña, no es aconsejable guardar el maíz en secaderos. Por un lado, porque implica un costo añadido el almacenamiento, por otro, porque dado el precio del dinero, lo primero que hay que hacer es devolverlo y, por otro, porque el esperar con el maíz guardado no te garantiza que vaya a subir su precio, sino que, a lo peor, lo que hace es bajar


En cualquier caso, es la época en la que no cabe más remedio elucubrar sobre el destino que se le vaya a dar a las tierras de regadío para la próxima campaña. El escenario no es optimista. Porque, si pensamos en arroz o tomate las expectativas no son favorables. Si atendemos a las recomendaciones y últimas reformas provenientes de Bruselas, deberíamos, en principio, decantarnos por cultivos innovadores en los que la calidad, la sostenibilidad medioambiental, lo ecológico y el ahorro del agua fueran los pilares en los que apoyar nuestras decisiones agrícolas. Esto nos alejaría de los cultivos tradicionales. Pero nos aproximaría a decisiones ingeniosas no exentas de riesgo en las que, por desgracia, el agricultor no encuentra amparo. Frecuentemente comprobamos, cuando vamos a pedir consejo a los centros públicos, que nos dicen: "que experimenten otros"; o si preguntas por el comportamiento en nuestra región de cultivos innovadores, como puede ser el TEFF, en la mayor parte de las ocasiones es absolutamente desconocido.


Por lo que he averiguado a través de internet se trata de un cereal sin gluten, que se da en Etiopia, que admite dos cosechas y que la patente de las semillas la tiene un holandés que trabaja para la Diputación de Palencia. Las propiedades de este cereal (enormemente beneficiosas para celíacos y deportistas) hacen que tenga un precio muy rentable en la actualidad.

De manera que, en la medida de mis posibilidades y de mis carencias de conocimientos agronómicos, seguiré intersándome (prometo contaros lo que averigüe) sobre el TEFF.


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