Cuando el Juez Magnaud, también conocido como "el buen juez", allá por el 1898, dictó la famosa sentencia por la que exculpaba a Luisa Menard del delito de hurto por el que había sido denunciada ante el Juzgado de Chateau Terry en base a que la comisión del delito que había cometido se había efectuado bajo el estado de necesidad que implicaba atender a la alimentación de su hijo hambriento, sin duda alguna, no podría llegar a imaginarse que el gordito-yidahista-popalestino alcalde de Marinaleda (esta es la estética que preconiza tan peculiar personaje) muchos años después pudiera impetrar esa misma doctrina para justificar su asalto-expropiatorio al Carrefú, tal vez, en el pintoresco afán de atender las necesidades de la "fámelica legión". Recuerdo que la doctrina establecida por "el buen juez" sirvió para construir la teoria llamada del hurto fámelico en el que se basó la eximente del estado de necesidad.
