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viernes, 31 de mayo de 2019

CRÓNICA





Era el 1 de noviembre de 1.755 tuvo lugar el Terremoto de Lisboa. Esta fue la crónica de lo sucedido en Extrenadura: 

Antes del terremoto: 

En Alburquerque se comenta que fuentes perdieron agua y otras que llevaban años secas brotaron agua. El río Gévora creció y se enturbiaron sus aguas. En Alcántara el río Tajo se alteró bastante subiendo y bajando con aceleración. En Alcuéscar, la Fuente del Concejo (Pozo Granado) abundó en agua que no tenía pero salía turbia y el río Aljucén se llenó de agua sin que hubiese antecedido lluvia. En Torremocha muchos pozos contiguos a la población crecieron sus aguas en aquel instante con bastante intensidad, en Benquerencia los minerales de agua se registran abundando tanto que manan dos terceras partes más que anteriormente, en Arroyomolinos de Montánchez se han perdido y minorado dos veneros de agua y la Fuente Herrumbrosa ha aumentado y crecido en abundancia y han aparecido veneros donde no los ha habido jamás. Valdefuentes: en una fuente de este pueblo que tenía agua clara y cárdena se volvió blanca a modo de leche. Se ha observado brotar más agua de manantíos, fuentes y arroyos que antes no la tenían, se informa haber ocurrido en Valencia de Alcántara, y los que tenían agua con abundancia se secaron. 

Lo vieron en Alcántara (se sintió aire huracanado), Benquerencia (se levantó por Oriente una exhalación), Puebla de Alcocer (se advirtió turbado el sol). En algunas localidades los comentarios sobre estos efectos son más descriptivos y explícitos, por ejemplo, desde Arroyo del Puerco (hoy, de la Luz) se dice que: señales aparecieron a las 4 horas, grande claridad, el resplandor ocasionaba un gran terror. Ocasionaba el resplandor un cometa rojo con la figura de gran serpiente cuya cabeza era disforme y con el cuerpo y extremidad de la cola formando diferentes ondas que se fue poniendo de color blanco y al final formo un "m" mayúscula con medio cerco o arco inferior. 





Un munícipe de la localidad, Pedro de Mendoza, afirma que esto mismo le consta que se ha visto en Badajoz porque se lo ha dicho su aperador de aquella ciudad. En Almoharin cuentan que vieron una exhalación y al deshacerse quedó hecho un farol que iluminó toda la tierra causando pavor. También en Alcuéscar se vio una grande exhalación o una especie de estrella con abundante luz que pareció ser como en medio del día. En Valdefuentes lo que vieron fue una estrella y haciendo en sus partes al modo de "ese" se mantuvo fijo como una hora y luego se desvaneció; y, en Valencia de Alcántara vieron un gran resplandor de fuego, un cometa que salía aquella luz de debajo de la tierra, alguien llego a sentir gran calor en las piernas como sí allí hubiera un fuego grande. 




Algunas consecuencias: 

En Trujillo vieron temblar iglesias, conventos y casas particulares temiendo la ruina lo que sobrevino en el campanario de la iglesia de Alburquerque además sufrió desperfectos considerables en el castillo y fortaleza de la plaza, como también ocurrió en Aljucén y en el coro y los portales de Almoharín. 

martes, 21 de mayo de 2019

REFLEXIÓN






Vaya chungo más guapo que tenemos montado.




En efecto: a España no la va a conocer ni la madre que la parió.




Por ejemplo, yo, ya, no doy crédito a lo que veo...la verdad sea dicha....Esto si que es es: despeñarse desde las altas cumbres de la locura al profundo abismo de la simplicidad.



lunes, 20 de mayo de 2019

JACOBO BARBARI Y DOS INSIGNES EXTREMEÑOS



Dos grandes matemáticos extremeños: Ventura Reyes Prósper de Castuera y Francisco Vera Fernández de Cordoba de Alconchel. El primero, además, por su vasta cultura histórica y lingüistica (hablaba con fluidez el inglés, el alemán, el francés, ruso, alemán, danés, griego y hebreo y, en algún sitio he leído que, traducía el serbio; el segundo, era un genio de la matemática aplicada a la criptografía. Yo le llamaría el John Nash extremeño. 

Cuando, hace poco tiempo, tuve oportunidad de leer el artículo que había publicado El Mundo sobre los misterios que encierra el cuadro que pinta Barbari del matemático Paccioli y compañía, me acordé de los dos insignes matemáticos extremeños que estudiaron en profundidad la obra del italiano. 

Ambos se ocuparon de la sucesión áurea y la proporción geométrica desarrollada por Leonardo de Pisa (Leonardo de Fibonacci) a partir de las comprobaciones de Euclides, que, ahora, en el Doppio Ritratto incorpora, Barbari, con singular precisión.

Sin afanes criptográficos ni de enmendar la plana a nadie mi conjetura aborda dos aspectos del cuadro: Uno, la incorporación que hace del rectángulo áureo; y, dos, sobre la identidad el otro personaje que le acompaña. Para unos, es Alberto Durero y para otros, Guidobaldo de Montefieltro, el Duque de Urbino. Aunque, más fácil que todo eso es que se hubiera representado a sí mismo. Obsérvense en las imágenes que acompaño el parecido entre el autorretrato y el acompañante.



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Si contemplamos con detenimiento este cuadro, enseguida advertimos o mejor intuimos la presencia en su composición del triángulo de Euclides y el rectángulo cuyos segmentos contienen las medidas estimadas por Fibonacci y que dieron lugar a ese número áureo que contiene increíbles proporciones de la naturaleza.

Para Euclides la proporción supone “cortar una recta en extrema y media razón”, teniendo por razón el cociente o relación constante entre dos cosas.