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martes, 4 de octubre de 2011

OTRO POCO DE MEDIDAS CONTRA LA CRÍSIS

Hoy me encuentro dicharachero. Será porque soy de poco hablar. Os voy a proponer otra conjetura sobre la que reflexionar. Y me alegraría que la trabajaran en profundidad los técnicos en la materia. para algo están las nuevas titulaciones que preparan a los analistas económicos del futuro y los "gurus" de las finanzas que ocupan esos puestos tan generosamente retribuidos en las entidades financieras sobradamente ragaladas con nuestros "galácticos" fondos de reordenación bancaria que salen de la caja en la que contribuimos todos los ciudadanos desde nuestros, cada vez más escasos y recortados, patrimonios.

Bueno, pues, la materia de estudio que propongo y que yo no dejo de darle vueltas es la siguiente: la ejecución de obra pública a partir de la inversión privada y su "know how". Las administraciones públicas cuando invierten en la ejecución de obras están llamadas a satisfacer un interés general. En el momento crítico actual además con esa labor desempeñan una función social orientada a la contribución de la generación de empleo (que es una de las causas eficientes de los males económicos en los que nos vemos inmersos). Pero como quiera que para invertir lo primero que que hacer es "tener" y los que se tiene (hoy por hoy) es poco, la administraciones deben derrochar imaginación (I+D+i) en localizar medidas que le permitan atender al interés general inicialmente enunciado con la aportación de los recursos que, sabemos, tienen sin aflorar muchos particulares. Esta reticencia al afloramiento es debida a la situación actual de desconfianza. Sin embargo, el estado tiene que hacer todo lo posible por no llegar a una situación de desconfianza extrema ¿Grecia?. No es nuestro caso, hoy por hoy.

En efecto. Sin demora podría arbitrarse un sistema de conversión de certificaciones de obras en bonos mediante la figura de la titulización efectuada por entidades (dependientes de bancos o no) autorizadas para ello. Generando, simultáneamente, una cultura inversora en el particular que le llevase a participar en los bonos, así, creados. Todo esto debe estar sustentado en clima de confianza en la administración que dispone de inmejorables profesionales que garantizan, en principio, la mejor contratación y el buen fin de la obra. Al concurso de la adquisición de bonos acudirían, sin duda, estimulados por la confianza que todavía tienen en las administraciones públicas, el sector financiero (sí, el de los FROB al que me refería antes) y el inversor particular que no sabe que hacer con los billetes de quinientos euros que dicen tiene guardados en el calcetín.

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