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martes, 17 de marzo de 2015

CUESTIÓN DE PARADIGMAS

Los acontecimientos históricos nos ofrecen algunos espectáculos incalificables desde la ortodoxia de los tiempos en que tratamos de comprenderlos. Los paradigmas que rigen en las distintas culturas y épocas son muy diferentes. Pero, a pesar de todo, debemos reconocer que lAs costumbres de los indios que encontraron los descubridores-colonos extremeños cuando llegaron a América a finales del siglo XV eran espeluznantes. Me atrevería a afirmar que entonces, para quienes se hallaban inmersos en aquella cultura ancestral, también.

 El escenario con el que se encontraron conquistadores y colonizadores debió ser escalofriante. Y, en todo caso, y por preparados que estuvieran nuestros aventureros compatriotas del quicuecento para asumir lo que pudieran encontrarse en el Nuevo Mundo, el tropezarse con individuos que "traían los cabellos largos hasta la cintura y aún algunos hasta los pies, llenos de sangre pegada y muy enredados que no se podían esparcir y las orejas hechas pedazos , sacrificadas dellas, y hedian como azufré y tenían otro muy mal olor como de carne muerta y según decían e alcanzamos a saber aquellos hechiceros eran hijos de principales y no tenían mujeres más tenían el maldito oficio de sodomías", debía ser "algo"


Cuando Cortes se aproxima a  la zona de Punta Catoche unos indígenas dicen algo así que puede parecerse a "castelan, castelan". Melchorejo, que es su primer intérprete (antes que Marina y que Aguilar),  que luego les abandona y traiciona diciendo a los indios que ataquen de día y de noche, preferentemente, que es cuando están más desguarnecidos los españoles y que van a vencer por superioridad numérica, lo que da lugar a la batalla de Cintya donde, contra los pronósticos del intérprete-traidor, se producen innumerables pérdidas humanas entre los indios lo que provoca que acaben sacrifiicando al propio Melchorejo por haberles fallado. Bueno, pues éste es, precisamente, el que pregunta a los indios por qué dicen "castelan o castellano" e interpreta, por lo que le explican, que debe haber algunos expedicionarios anteriores entre Punta Catoche y Cozumel.

Estos debieron ser el fraile andaluz Jerónimo Aguilar y Gonzalo Guerrero.

El episodio de Gonzalo Guerrero en la conquista de Méjico me parece apasionante. Gonzalo Guerreo que era de Palos de la Frontera, sobrevivió con Jerónimo de Aguilar a un naufragio y se quedaron con los indígenas por un periodo de ocho años. Tampoco se me hace tiempo suficiente como para, en condiciones normales, hacerte abdicar de tus costumbres más arraigadas  y pasar a asumir otras nuevas aunque todavía más primarias y estrafalarias. Bueno, pues esto fue lo que le pasó a Gonzalo Guerrero.


Ocho años fueron los que mediaron desde que tuvieron el percance náutico hasta que fueron localizados en Cozumel por los hombres de Hernán Cortés. En esos pocos años Gonzalo Guerrero ya había tenido la oportunidad de identificarse plenamente con el modus vivendi aborigen. Había adoptado sus costumbres, su idioma. Habia tomado relación con una India de la que tuvo tres hijos. Según sus propias palabras se había tatuado y horadado labios y orejas. De modo que a pesar de las insistentes recomendaciones de los emisarios de Cortes para que se incorporara al grupo expedicionario prefirió quedarse con "su familia". Jerónimo Aguilar, sin embargo, enseguida adoptó el acuerdo de unirse a sus compatriotas. 

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