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martes, 9 de abril de 2013

NUNCA LLUEVE A GUSTO DE TODOS






En efecto, nunca llueve a gusto de todos. Tenemos la prueba con el temporal de estos dias. En las vegas del Guadiana y de su afluente el Guadamez se han padecido sentidas y graves consecuencias. Sin llegar al punto de calamidades si vamos a tener que padecer importantes pérdidas. En otros lugares de Extremadura, o "territorios" como les gusta decir a los políticos modernos, el exceso hidrico es una maravilla que da lugar a espectáculos bellisimos inusualmente aderezados con la abundancia de agua.

La naturaleza es sabia. Qué duda cabe. Pero esa sabiduría en ocasiones la emplea para hacer daño. Nada más tenemos que ver las gracias desastrosas de los niños. "El Niño" y "La Niña". Pero, otras veces, además de los niños somos nosotros los que hacemos por agravar las consecuencias de los acontecimientos climatológicos. El terremoto que dio lugar al tsunami del litoral japonés en el 2011 no hubiera sido tan letal si no hubiera sido por la existencia de la Central Nuclear de Fukushima a pie de playa. Bueno, pues, "mutatis mutandi" las consecuencias del desbordamiento del Guadamez de hace tres días no hubieran sido tan perjudiciales si el cauce del río (cauce relativamente artificial) no hubiera estado tan deplorablemente sucio como se encontraba cuando el pasado 31 de marzo rompió por donde pudo al tener taponada su corriente...natural.

Este río fue objeto de canalización y consiguiente ataque medioambiental oficial hace más de 20 años con la justificación de que canalizándolo se evitarían futuros posibles desbordamientos indeseables. Ocurre, sin embargo, que tan anhelante objetivo no se ha conseguido; sino que la "avería" , ahora, es de doble calado: nos hemos cargado el río originario en su ser natural y la obra realizada no sirve para evitar los males mayores inicialmente considerados. A las pruebas me remito. Una mala gestión administrativa del cauce del Guadamez, en cuanto a la carencia de medidas de conservación y mantenimiento del mismo, contribuye a la agravación de las consecuencias destructoras del agua cuando ésta se sale de madre. La relación de causalidad es evidente: avenida coyuntural de Guadamez; curso natural -cauce- sucio cual palo de gallinero; malezas por doquier. Luego esta es la causa eficiente y su efecto inmediato: el desbordamiento por las tierras   de regadío cuya obra de transformación viene siendo abonada anualmente al organismo de cuenca.

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