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martes, 15 de mayo de 2012

ASÍ NO VAMOS A NINGUNA PARTE



Así novamos a ninguna parte. Si no cambiamos. Si no mejoramos los métodos. Si seguimos alentando la administración del todo tiene que pasar por mí. No me fío ni de mi prima (la del “riesgo). Si no disponemos de empleados resolutivos con capacidad de resolver problemas sobre la marcha. Pero en todas las instancias. En las superiores con mayor razón. Si la comunicación entre unidades administrativas es tortuosa. Si lo que predominan son los cauces reglamentarios para decidir cualquier situación. Entonces, es mejor que nos estemos quietecitos e ir pensando en que las estructuras y sus cometidos sean gestionados de otra manera que sea menos onerosa para el erario público. Esto se hace cada vez más insoportable y en algún momento tendremos que rendir cuentas. Dar explicaciones. No es posible que con carácter interno se tarde más de 15 días en averiguar como se puede instrumentar “el ejercicio de unas prácticas que han sido ideadas por el SEXPE para favorecer el empleo”. No hay coordinación. La gente se puede sentir defraudada o...incluso engañada. No se da la sensación, no ya de ser resolutivos, sino simplemente, no se da la sensación de que la administración tenga unidad de criterio. El que no se disponga de liquidez no quiere decir (“nihil obstat”) que las incidencias urgentes no puedan resolverse inmediatamente. Si para erradicar una plaga de termitas en una oficina pública hay que pasar por el trance administrativo de que se efectúe el escrito de informe de la situación: de petición del suministro al jefe de la sección encargada de estos menesteres para desde aquí remitirlo al jefe de servicio de SG. Para que a su vez este lo remita a SG en Mérida para que este lo confronte con la Dirección General responsable de la Unidad, que lo remitirá a su vez a esta (de donde partió) en la que el bicho se está empleando a fondo con el funcionario público de turno. Este no es el sistema que espera ni el ciudadano, ni el empleado, ni la administración, ni el legislador. Esto es una chapuza y no valen excusas de que es que hay falta de liquidez. Lo que hay es falta de sentido común. Si para que no nos muramos de calor hay que seguir un protocolo similar al anteriormente descrito. Agravado en su aspecto cualitativo con que antes de poner en funcionamiento el aire acondicionado, hay que hacer una imprescindible verificación de los brotes de legionella que se venían haciendo con agilidad y eficacia desde tiempo inmemorial es posible que ocurran alguna de estas cosas o que a algún que otro funcionario le de un vahído; o que la gente pase de venir al trabajo forzado por lo insoportable de la temperatura; o que se ponga el aire acondicionado sin la previa imprescindible revisión y le de un ataque de legionelosis. Que no hombre que no. Que esto no es “asina”, por muy pronto que nos levantemos.

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