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miércoles, 22 de febrero de 2012

A LAS VICTIMAS DEL TERRORISMO

"A las victimas del terrorismo. Particularmente
a la madre de Silvia".



En las Navidades del año 1995 escribí este artículo que ahora recupero, con las imprescindibles actualizaciones, como sentido homenaje a las víctimas de la banda de ETA.



Ahora, cuando llega el día de las condenas de los actos terroristas, cuando se despeja el humo de los explosivos activados, cuando las autoridades municipales y gubernamentales se apresuran en reconstruir los desperfectos materiales y, en frenética limpieza, barren los despojos de la calle, cuando las alimañas tornan a sus madrigueras, después de una suculenta matanza. Ahora, después de haber transcurrido sólo 24 horas, la vida sigue igual….Una pequeña diferencia: ocho familias destrozadas por la “dantesca” ejecución de sus respectivos y a buen seguro únicos generadores de recursos. A razón de unas cien mil pesetas mensuales por unidad familiar. Cien mil pesetas con “C” de carencia, de crueldad, de cagada. Un trabajador sin piernas toda una sociedad en fin mutilada por la acción salvaje de cuatro mafiosos que amparados en ninguna ideología pero, eso si, convenientemente pertrechados con su criminal impedimenta hacen de su capa un sayo. Mientras, algunos representantes de los todavía poderes fácticos (jueces, políticos) se afanan en dirimir ociosas cuestiones sobre si se debe negociar con los matarifes. Otros alentando, con sus virginales manos judiciales por si los terroristas pudieran ser objeto de “excesivos o rigurosos” controles policiales. En pretendida defensa de una legalidad vigente a favor de quienes, como demuestran los acontecimientos, sólo atienden al lucro que emerge de los muertos que añaden a su peculiar cuenta de resultados sin ser acreedores de aquélla escrupulosa atención en manifiesto desconocimiento imputable de todo principio ético.



El día después llega a nuestros hogares con dramática frecuencia y cuando el que más y el que menos piensa en cuál va a ser el país caribeño cuyas saladas aguas territoriales purifiquen, en estos periodos vacacionales, una conciencia judicial ensuciada por los remordimientos que, tan delicada y cuidadosa atención en defensa de los derechos de los asesinos, les haya podido provocar y se elucubra acerca de las viandas con que invitar a sus festivos comensales navideños o las “barbis” con que regalar a nuestros pequeños… En estos momentos en otros hogares, muy al contrario, se esté llorando la injusta ausencia del “pater familiae”/trabajador y único motor económico de una unidad familiar salvajemente destrozada; o esten planteándose cómo poder adquirir una prótesis o, en el mejor de los casos, una silla de ruedas que palie la falta de motricidad causada por el atroz desarraigo que unos desalmados provocaron cercenando parte del cuerpo de inocentes seres humanos. Mientras, niños de jarrai, eta, hb o vildu-amaiur brindan con champan en alguna lujosa madriguera por sus “exitosos actos de valentía” de Vallecas, Salamanca, Madrid, Barcelona o el Pozo del Tío Raimundo.

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