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miércoles, 14 de mayo de 2014

ROMANONES



Tristeza. Inmensa tristeza en un anacrónico discurso tal vez afectado por lo que ha dado en denominarse "síndrome de Emaus". El que no sepa de qué se trata este síndrome o no quiera preguntárselo a "gugle" le diré que es la sensación de pesimismo absoluto en el que en ocasiones se encuentra la gente. Ciertamente que la situación no es como para tirar cohetes de feria, incluso de hacerlo se podría incurrir en responsabilidad cuando se ha iniciado un Plan INFOEX que se anuncia complicado debido a las prolíficas lluvias primaverales y que prohíbe terminantemente esas costumbres por arraigadas que estén en determinadas localidades en razón del peligro que entrañan. EL panorama, ciertamente, no es para chanzas y chirigotas; pero de ahí a la infinita tristeza con la que se expresa hoy la, anunciada, moción de Extremadura, creo que va un mundo. Un término medio, que como siempre es donde se encuentra la virtud, es por el que se debería haber optado. Sólo un poco de cuartelillo; eso sí sin frivolidades.

En todo caso un debate de guante blanco es positivo. aunque sólo sea para dar ejemplo de que la discusión constructiva beneficia el interés general. Pone sordina al acaloramiento de las bases. Para que la irascibilidad en la que rayan algunos beligerantes creadores de opinión no enerve más aún al empobrecido ciudadano. Para que la máxima abrupta de aquél "romanones" extremeño de Baños de Montemayor para más señas que, según tengo entendido, se entretenía en afirmar en los días previos a nuestra desgraciada contienda del 36 "-por menos de un troncho berzas pego un tiro a dios..." (por "romanones" se designaba a los policías municipales que iban a caballo cuyo cuerpo fue creado en la época de Don Alvaro de Figueroa cuando era alcalde de Madrid) no se generalice en la actualidad aunque vivamos episodios tan deleznables como los recientemente ocurridos en León. Porque la historia es siempre maestra de vida para quien atentamente sabe leer en ella. Porque lo que no se puede es transmitir amargura y sólo insatisfacción, penuria y desgracias por todas partes.

En principio abomino, me espanta, el "buenismo" político, no lo soporto, sobre todo cuando detecto cierta hipocresía, pero he de admitir que en ocasiones el talante si es verdaderamente tolerante y no falaz o interesado, tiene efectos beneficiosos para la salud...pública. 

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